El sector de la energía eléctrica suele ser uno de los más difíciles de entender y gestionar; sin embargo, Noemí Rabaneda nos explica cómo llegó a este sector, su trabajo y cómo la pandemia le ha afectado, si es que lo ha hecho.
¿Tienes algún caso de éxito que nos puedas contar?
Sí, además es muy reciente.
Me pusieron en contacto con un señor. Era para estudiar 3 suministros bastante grandes. En una de las llamadas que cruzamos, me comentó que eran 3 residencias de ancianos sin ánimo de lucro y eso, junto con varios temas que tratamos, me llegó al corazón.
Resulta que este señor, llevaba muchos años siendo voluntario en esas residencias y uno de los temas de los que se ha ocupado siempre, es de la luz.
Uno de los días, me confirmó que mi propuesta era levemente más alta que el resto de opciones; pero había decidido quedarse conmigo ya que había encontrado una profesional en este sector como no había encontrado antes.
Eso me enorgulleció mucho ya que trato de darlo todo con mis clientes y él lo había captado. No obstante, lo que realmente me hizo sentir que había triunfado fue cuando me dijo que tenía 80 años; y que durante 40 años había trabajado en el sector de la energía.
Para mí el éxito no fue conseguir 3 suministros, lo fue que una persona con tanta trayectoria y experiencia, me valorase de esa manera.

¿Cómo llegó Noemí Rabaneda a trabajar en este sector?
Nunca supe que quería ser de mayor, siempre he trabajado en temas relacionados con la atención al cliente; bien presencial o telefónicamente y me ha ido muy bien. He conseguido puestos importantes y me he sentido valorada pero no estaba plena.
Por entonces, tenía un trabajo de teleoperadora para una conocida marca de telefonía, mientras me sacaba mi título de Técnico en educación infantil. No tenía tiempo para NADA y eso no podía ser, necesitaba un trabajo para poder conciliar vida laboral y personal.
Empecé a buscar y me llamaron para concertar citas telefónicas para la luz y fui. Pedí una excedencia para probar y me contrataron. Empecé a darme cuenta con el paso de las semanas que no solo podía conseguir las citas, sino que podía hacer las visitas, aprender cómo funcionaba todo y que los resultados económicos fueran mejores ¡¡y así fue!!
Ahora, tengo una cartera de clientes curiosa que mimo y cuido y que sigue creciendo a pasos agigantados. No tengo más tiempo que antes, sinceramente, pero como me puedo organizar como yo quiero; pues creo que he mejorado y además he descubierto lo que quiero ser de mayor.
¿Qué es lo que te mueve en este sector?
La verdad es que es un mundo muy competitivo y me he encontrado en el camino algunos baches. Pero tengo que decir con la cabeza bien alta que soy honesta y siempre trato de ayudar a las personas a mejorar sus condiciones.
Me satisface pensar que gracias a mi gestión pueden estar tranquilos con el tema energético e invertir ese dinero para otras cuestiones. Constantemente me formo e implico para estar al día y poder asesorar a mis clientes de qué pueden hacer para estar aún mejor y reducir costes. Además, en la situación que nos encontramos actualmente creo que es necesario tener un gestor energético de confianza que te lleve de la mano.
Entonces, ¿Qué es lo que hace Noemí Rabaneda?
Lo que hago es un estudio completo de la factura o facturas. En residenciales o suministros pequeños, lo que hago es comparar precios y detectar posibles servicios adicionales que muchas veces no son necesarios y generan un gasto extra.
En suministros más grandes, con más consumo y mayor tarifa, realizo además una optimización exhaustiva del suministro ajustando potencias. Doy soluciones para energía reactiva, autoconsumo y monitorización del suministro.
Una vez tengo toda la información necesaria, la trasmito al cliente de forma gratuita y sin compromiso. A partir de ahí, le acompaño en todo el proceso y le hago un seguimiento constante para continuar cubriendo sus necesidades.

¿Cómo te ha afectado la pandemia a nivel profesional?
Creo que en los momentos complicados es cuando ves realmente quien tienes a tu lado y con quien puedes contar. Me ha servido para darme cuenta de que no estaba sola y de todas las oportunidades que tenía en el camino.
Comencé a mantener reuniones de networking con personas que se encontraban en la misma situación que yo, con un ¿Qué hago yo en esta situación? Y he aprendido muchas cosas.
He conocido muchas personas y he abierto la mente en temas de colaboración. Gracias a todo esto, me siento valorada; ya no solo por mis clientes si no por las personas con las que me relaciono. Considero que juntos somos más fuertes y nos damos valor unos a otros.